El lunes 26 de junio, el diseñador francés Simon Portes Jacquemus presentó su colección otoño-invierno 2023-2024 en un lugar excepcional: los jardines del Palacio de Versailles. Antes que él, Galliano con Dior (1999) y Lagerfeld con Chanel (2013), habían conseguido arrendar dicho espacio para presentar sus colecciones. En ambos casos, se trataba de las “Grandes Casas de Moda francesas” dirigidas por extranjeros que ocuparon espacios del “domaine” para presentar sus colecciones Haute Couture y Croisière, respectivamente.
En esta ocasión, el espacio escogido fue un costado del Grand Canal, sobre el que se instaló una alfombra roja de varios metros de largo. En forma paralela, se instalaron una serie de botes que sirvieron para acomodar a los invitados al desfile: artistas, influencers, periodistas, entre otros, quienes pudieron observar la presentación desde un lugar de privilegio y altamente instagramable. Como era de esperar, la expectativa era muy alta. Lamentablemente, a mi modo de ver, la colección no estuvo a la altura de lo que se esperaba.
En todos los artículos que he podido leer, tanto en francés como en español, todo el mundo habla del lugar, de los invitados, de lo osado de presentar una colección en un lugar tan apreciado por los franceses, etc… Sin embargo, he leído muy pocos artículos, sólo un par en inglés, que han hablado de la colección con una mirada más crítica.
Cabe hacerse las preguntas obvias: “¿por qué nadie quiere hablar de la colección?” ¿por qué nadie se atreve a decir que los conceptos del moodboard presentados por Jacquemus: María Antonieta, Lady Di y el personaje de Peau d’Âne, no fueron bien logrados? ¿Por qué nadie es lo suficientemente honesto para decir que lo que realmente se venderán, serán los bolsos y las joyas de cerezas de la colección?
Para responder a estas preguntas, es necesario conocer al personaje. Simon Portes Jacquemus, es originario del sur de Francia (Salon-de-Provence) y rápidamente se convirtió en el “chouchou” de la moda francesa, es decir, su favorito o consentido, al igual que lo fue en décadas anteriores, Jean-Paul Gaultier (L’enfant terrible).
El mismo día del desfile, el conocido periodista de moda francés, Loïc Prigent, le dedicó un reportaje especial de 29 minutos en France TV titulado “La vraie histoire vraie de Jacquemus” (La verdadera historia verdadera de Jacquemus). En éste, muestra los orígenes campesinos de la familia del diseñador, habla de la influencia que tuvo la temprana muerte de su madre en la creación de su marca, de la importancia que representa su abuela Liline (quien se ha transformado en un personaje muy apreciado por el público), su llegada a París, etc… Este reportaje es el reflejo del cariño que se le tiene al diseñador en su país. Pero tampoco hay que ser ingenuos. En el medio de la moda parisina se sabe muy bien, que si Loïc Prigent asiste a tus desfiles y te filma, se te abren muchas las puertas y Prigent lo ha seguido desde sus inicios.
Los franceses tienen una fascinación especial con la moda, en particular, aquella que es diseñada por creadores de origen francés. A Karl Lagerfeld le tomó varios años ser reconocido como un personaje importante en la industria. Incluso se tuvo que “afrancesar” de alguna manera para ser aceptado en determinados círculos. Simon Porte Jacquemus en cambio, es lo que se llama un francés “de souche”, es decir, que no tiene ascendencia extranjera (que sí la tenía Louis XIV). No por nada, la revista ELLE le dedicó uno de sus números con 30 páginas en las que el diseñador presentó su vida en fotografías y en cuya portada aparece escrito en grandes letras rosadas el siguiente título: “En famille avec Jacquemus. Son amoureux, ses fiches cuisines, sa mode, ses cadeaux, ses amis, son histoire”1 (En familia con Jacquemus. Su pareja, sus fichas de cocina, su moda, sus regalos, sus amigos, su historia).
Pienso que los franceses le reconocen a Jacquemus su capacidad de poner a Francia y el “estilo francés”, en el centro del mundo de la moda. ¿Cuántas personas conocían los campos de lavanda del sur de Francia, antes del desfile de Jacquemus? Sus colecciones pasadas han mostrado al público una Francia que no se conocía. Una Francia alejada de París, más relajada, con olor a campo y a mar.
Jacquemus es un as del marketing. En cada presentación, el storytelling y el decorado han sido elementos muy importantes, y es lo que ha logrado posicionarlo dentro de la industria. Es por ello que cada colección es esperada con ansias y “Le Chouchou”, no era la excepción.
Para Francia, Versailles es un lugar de memoria. Fue centro del poder político desde que Louis XIV decidió dejar el Louvre y trasladar la corte a este nuevo dominio en 1682, y lo fue hasta que el 6 de octubre de 1789, un grupo de mujeres forzó su ingreso a dicho lugar y obligaron a Louis XVI a trasladarse hasta París, acompañado por María Antonieta y el delfín2.
Versailles, en particular la Galérie des Glaces, también fue testigo de la proclamación del Imperio Alemán en 1871, de la firma del Tratado de Versailles en 1919 y de la Conferencia por la Paz en 19463. Si a ello le agregamos visitas oficiales de diferentes políticos extranjeros y la ya conocida, “Bataille de Versailles”, una gala benéfica que se organizó en 1973 con el fin recaudar fondos para restaurar el castillo y en la que participaron diseñadores de Francia y de Estados Unidos, queda claro que la elección de este lugar por parte de Jacquemus, no fue aleatoria.
Como lo señalé anteriormente, para su moodboard, Jacquemus se inspiró en María Antonieta, Lady Di y Peau d’Âne (la protagonista de un cuento de Perrault). Intentó hacer un mix and match, en el que incluyó a los hijos de la fallecida Diana, pero siento que se perdió en el camino. Muchas de las piezas presentadas ya han sido vistas anteriormente, como las enaguas o los tops con encajes, y se parecen mucho a las realizadas por otras marcas, como Maison Cléo y Valentino, por ejemplo.
Los vestidos “Chouchou”, palabra que también se usa para referirse a los crunchies o collets para el pelo, no me convencieron mucho. En cambio, algunas de las prendas masculinas, joyas y bolsos, pienso que merecen una atención particular.
A mi modo de ver, “Le Chouchou” es una colección desordenada y pienso que pasará a la historia de la moda más por el decorado que por su propuesta estilística.
Ahora bien, no porque una colección sea regular o desordenada, hay que aniquilar al diseñador. Entiendo perfectamente bien que no siempre se puede estar al 100%. Sin embargo, pienso que a varios/as colegas les faltó sentido crítico. Obnubilarse con el decorado es fácil, en especial, en una época en la que se vive de los “me gusta” y en las que resulta fácil ser “cancelado” por las/los seguidores de un/a diseñador/a.
¿Será que el trabajar/ser comunicador/a de moda implica transar y/o negociar el análisis que se hace de una colección?
¿Será que hoy en día es más importante hablar de la forma que del fondo?
Siento que la presentación de esta colección, así como la de Louis Vuitton con Pharrell Williams, representan un punto de inflexión en cuanto a lo que se espera del trabajo de un diseñador y de la apreciación que se espera de los comunicadores de moda. ¿Seremos capaces de ver más allá de lo evidente? Eso espero.
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Revista Elle, Numéro Double, Hebdomadaire 24 décembre 2021.
https://www.chateauversailles.fr/decouvrir/histoire/grandes-dates/grand-depart-roi
https://www.chateauversailles.fr/decouvrir/histoire/grandes-dates/traite-versailles
Hola comparto esta columna sobre cómo es llevar una diminuta cartera de Jacquemus. https://www.thecut.com/2019/11/jacquemus-chiquito-bag-review.html#_ga=2.112278596.1319572994.1690559379-1913824218.1690559379
Caro: Muchísimas felicitaciones por este contenido. Tener la claridad y valentía para plantear una postura crítica, incómoda, como dice nuestra querida Vanessa Rosales, se agradece. Fuiste al hueso, como decimos en tierras chilenas. ¡¡Bravo!!