Anna Wintour, la biografía escrita por Amy Odell.
O qué hay detrás de la mujer más influyente en el mundo de la moda.
Hacia fines del 2018, la periodista estadounidense Amy Odell aceptó el desafío de escribir una biografía sobre Anna Wintour. Luego de 4 años, en los que la autora entrevistó a más de 250 personas que trabajaron directa e indirectamente con la actual editora global de contenidos de Condé Nast y tras leer la gran cantidad de artículos que se han escrito sobre ella, a inicios del 2022, Odell publicó su primera biografía titulada: ANNA Wintour.
El libro comienza con una Anna Wintour muy afectada por el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU del 2016. Reunida con todo el equipo de la revista Vogue (USA), medio que apoyó abiertamente la candidatura de Hillary Clinton, la “dama de hierro” de la moda se quebró y comezó a llorar.
Posteriormente, y como dice la canción “El show debe continuar”, por lo que Anna Wintour inició las conversaciones para que tanto ella, como los demás redactores en jefe de Condé Nast, se reunieran con el nuevo presidente electo.
Con este momento, Amy Odell nos da una pista de lo que ha sido la carrera de Anna Wintour. Una mezcla entre el deber ser, objetivos a cumplir sin tranzar y una sensibilidad que sólo aflora en los momentos más críticos de su vida.
Si bien Amy Odell toca aspectos de su historia personal, de la gran influencia que ejerció su padre en su vida profesional y de su propia vida amorosa y familiar, lo que más me sorprendió de este libro, ha sido ver la forma en como Anna Wintour ha construido su carrera.
Para nadie es desconocido su icónico look. Ese uniforme en los que, el corte de pelo, sus gafas, su figura estilizada y ropa de diseñadores conocidos, juegan un rol fundamental en la construcción de su personaje. Un personaje, que desde sus inicios como asistente de moda en la revista inglesa Harpers & Queen (1970-1975), forjó su carrera con el objetivo de convertirse algún día en la editora en jefe de Vogue (USA). Es ahí dónde radica, a mi modo de ver, el interés de esta biografía de Anna Wintour.
A este primer trabajo, que obtuvo sólo por ser la hija de Charles Wintour, director del reconocido diario inglés Evening Standard (#nepobaby) le siguieron otros, esta vez en Estados Unidos, país al que emigró al no obtener el trabajo de redactora de moda que quería en Harpers &Queen y porque su pareja del momento tenía la posibilidad de trabajar en ese país.
Una vez instalada en Nueva York, trabajó para Harper’s Bazaar (1975-1976) como responsable de las sesiones de fotos, y como redactora de moda para las revistas Viva (1976-1978), Savy (1980-1981) y New York (1981-1983).
Odell recalca que, durante este período de tiempo, la forma de trabajar de Anna Wintour fue siempre la misma: creación de editoriales en las que el arte y la moda se entrelazaban, gran atención a los detalles y un gusto muy definido por la moda. Pero no se trataba de cualquier moda, sino de aquella vinculada a los diseñadores europeos y estadounidenses de mayor renombre, en especial, si estaban vinculados a la alta costura.
Durante aquellos años, ese fue el mayor gancho para obtener cada vez más publicidad pagada por las marcas, un modelo de negocios que replicó una vez alcanzado su objetivo de iniciar su trabajo en Vogue.
Sus editoriales le permitieron entrar en el radar de dos de laspersonas más influyentes del grupo editorial Condé Nast: Alexander Liberman, director creativo del grupo, y por S.I. (Si) Newhouse, presidente del grupo. Fueron ellos quienes le propusieron trabajar en Vogue (USA) y crearon un puesto especialmente para ella, el de “directora de creación”.
Dicho nombramiento fue el primer paso de Anna Wintour dentro de Vogue (USA) (1983-1985), pero fue un período complejo porque tenía que compartir influencia con la editora en jefe de la época, Grace Mirabella.
Luego de esos dos primeros años en Vogue (USA), Anna Wintour fue nombrada redactora jefe de la British Vogue, cargo que ocupó entre 1985 y 1987. Fue en aquella revista en la que Wintour logró plasmar al 100% su visión de lo que debía ser Vogue y su relación con la moda. Resultado: las ventas de la revista aumentaron, pasando de “164.000 a 170.000, con beneficios anuales que se elevaron a más de 6 millones de libras”1. Sin embargo, dejó heridos en el camino, porque solicitó que despidieran a casi todo el equipo de la revista incluso antes de que asumiera sus funciones.
Luego vendría su regreso a Estados Unidos para trabajar en la revista House&Garden (1987-1988), el cual, si bien no tuvo buena recepción, de acuerdo a Amy Odell, fue una etapa preparatoria para su ingreso definitivo a Vogue como redactora en jefe el 1o de agosto de 1988. Es ahí cuando crea su famoso equipo compuesto con André Leon Talley, al que se sumó Grace Coddington, una vez que asumió sus funciones.
A partir de ese momento, Anna Wintour instala su modelo/visión de la moda que había impuesto en British Vogue, en el que controla cada uno de los aspectos de la revista, desde la foto de portada, el vestuario de sus protagonistas, hasta los títulos y los textos que acompañan cada fotografía en la que se presenta la ropa.
Dicha visión de la moda rápidamente se aplicó a las trabajadoras de Vogue, quienes se vieron “forzadas” a modificar no sólos su vestuario para ser mejor consideradas por Anna Wintour, sino también el maquillaje y peinados. Para Wintour, todas/todes los colaboradores de Vogue debían seguir la línea de la revista con el fin de transmitir el “estilo Vogue”. Si han visto “El Diablo se viste a la Moda” (Te Devil wears Prada) entenderán a lo que me refiero.
Rápidamente, la opinión de Anna Wintour acerca de lo que está o no a la moda marcó y sigue marcando la escena fashionista mundial, reforzando la idea de que es ella quien decide cuáles son los diseñadores, los fotógrafos y las personalidades que ameritan tener exposición y cómo deben funcionar los medios de moda.
Su influencia se expandió rápidamente hacia otros ámbitos, como la Gala del MET, evento que pasó a ser una extensión del trabajo realizado en la revista Vogue. Como es su costumbre, Anna Wintour controla cada uno de los detalles de la Gala, desde las flores, la lista de invitados y por supuesto, el vestuario de cada uno de ellos. A ello se agrega el orden de llegada y el tiempo que cada uno de ellos puede estar sobre la alfombra. Control total.
En esta biografía de Anna Wintour, Amy Odell no sólo analiza el rol de Wintour en Vogue, sino que también se detiene a analizar los efectos, que han tenido en la forma de hacer la revista, hechos históricos relevantes en la historia reciente de los Estados Unidos, como son el atentado a las Torres Gemelas, el caso Weinstein y el movimiento #Metoo (personaje con quien Anna Wintour mantenía una relación de cercanía dada la influencia del ex-dueño de Miramax en el mundo del cine), la crisis del 2008, el movimiento Black Lives Matters y la pandemia.
En cada uno de estos momentos, la idea de Anna Wintour siempre ha sido la de no detenerse, pero dado que el contexto económico y los hábitos de las personas han ido cambiando, Wintour ha debido adaptarse a dichos cambios con el fin de que Vogue no sólo se mantenga a flote, sino que además mantenga su influencia en el mundo de la moda.
Esta biografía me pareció interesante, porque si bien hay información que ya conocía, Amy Odell expone con detalles aspectos que conocía de manera más general. Sin quererlo, Anna Wintour se transformó en un personaje, tanto por su estilo de trabajo, como por su visión de lo que es la moda. No me queda claro si se propuso ser una de las personas más influyentes en el mundo de la moda, pero su manera de trabajar y de interactuar con los diseñadores, fotógrafos, modelos, redactoras, etc… han hecho que muches se sientan agradecidos por su apoyo y eso los ha transformado en sus incondicionales.
Leyendo esta biografía, recordé una pasaje de El Príncipe de Maquiavelo, en el que este le dice a Lorenzo de Médici:
“…Surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado. Nada mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que siempre ha de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado.”2
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Odell, Amy, ANNA Wintour (2022), Flammarion, p.154.
Maquiavelo, Nicolás, El Príncipe, Cap. XVII.